Noches sombrías

Almary Rincón

Lic. Comunicación social.

7 de marzo del año 2019, día que Venezuela vivía el mayor apagón registrado en la historia; 22 de los 23 estados del país estaban a oscuras, y todo estaba colapsado.

Tres días bastaron para que llegara el caos; comida dañada, habitantes como muertos vivientes por falta de sueño, manantiales caseros secos, y la desesperación presente a flor de piel.

10 de marzo del 2019; 7 en punto de la noche, la oscuridad, el silencio y la incertidumbre arropan la escena, pensamientos e imaginación de la situación vuelan como aviones en el cielo, pero no tienen pista de aterrizaje. Autos pasando tal pista de carreras y personas susurrando como domingo en misa, todos escuchaban y nadie se atrevía a investigar.

La noche pasaba, y la escena se tornaba más tensa. Llantas casi desgastadas de la rapidez de los autos, todos detrás del mismo premio: La comida. Al pasar 3 días del “apagón”, la mayoría de las personas ya no contaban con el dinero suficiente para adquirir alimentos, por ende, llegaron a la decisión de “saquear” industrias, supermercados, y hasta tiendas por departamento. Ya no se caracterizaba por la necesidad, sino, por querer artículos que no estaban a su alcance y todo había sobrepasado los límites.

11 de marzo del 2019, aproximadamente 12 horas después de los “saqueos”, llueven como diluvio las noticias de lo ocurrido en las calles; la desesperación e indignación se apodera del cuerpo de todos, ya que no solo el servicio eléctrico aún no se hacía presente, sino que también, ya no habría puntos de surtido de alimentos post “apagón”.

Sin embargo, la función no acabó esa noche, ya los “saqueos” no eran solo en grandes industrias, los pequeños negocios en cada sector de la ciudad también fueron víctimas; pasando por mini mercados, hasta la tienda más pequeña y mínima, el caos se desató como toro en corrida. Comerciantes enfurecidos y dispuestos a defender su patrimonio tal soldado en guerra, se determinaron a tomar la justicia con sus propias manos; cerraron cada negocio del sector por más pequeño que fuera e implementaron un sistema de seguridad por guardia, para así mantener sus establecimientos fuera de las garras de los “saqueadores”.

Las horas pasaban, y nadie sabía que hacer; comunicación nula por celulares y medios de comunicación, alimentos escasos, hidratación mínima y sin saber que sucedía realmente, se vivieron los 5 días de “apagón” nacional. Aún se respiran, sienten y se viven secuelas de esas noches sombrías. Distintos tipos de negocios y supermercados cerraron sus puertas para siempre, al perder su material para salir adelante. Muchos quieren pasar página y olvidar lo acontecido, pero la realidad siempre será una: todos y cada uno de los venezolanos, quedaron marcados por aquellas noches de marzo del 2019.

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