Encuentro familiar a través del Sóftbol

Sóftbol: Una metáfora de vida

Por Edward Johnn Silva Giraldo

Johan vivió su infancia y juventud en la isla de Margarita donde aprendió a pescar, nadar en aguas abiertas y jugar Sóftbol con sus hermanos y amigos en las playas del Caribe Venezolano. Hoy a sus 34 años recuerda con alegría y reflexiona cómo su experiencia deportiva le ayudaron a fortalecer su disciplina y la paciencia para emprender sus proyectos.

Llegó con su familia hace varios años al municipio de Cajicá Cundinamarca, y el Sóftbol ha sido su metáfora de vida. Cada logro alcanzado es similar al paso por la primera, segunda y tercera base para hacer una carrera con su equipo

Para Johan el Sóftbol es una conexión con su tierra y seres queridos. Aunque está lejos de la brisa del mar, mantiene viva su pasión por este deporte. Casi todos los domingos se reúnen en familia y preparan los implementos: el bate, los guantes, la careta y las bases. Caminan para encontrar un lugar propicio donde jugar. Son creativos y recursivos. Narran con emoción cada lanzamiento, movimiento y anotación “nosotros mismos nos motivamos”. Juegan, cantan y bailan. Es una tarde de encuentro familiar donde participan niños, jóvenes y adultos “mi cuñada también realiza actividades con los niños, les pone su musiquita, todos la pasamos contentos, y nos distraemos la mente ahí un rato”. 

Alfonso Borges: El Maestro del baloncesto.

Por Edward Johnn Silva Giraldo

En el sector de Bobare ubicado en el Estado de Falcón en Venezuela, está escrito en los recuerdos de la comunidad el nombre de Don Alfonso Borges, un maestro del baloncesto que ayudó a sembrar confianza, leer capacidades y emprender proyectos deportivos con las familias y grupos de distintas edades. Ha sido un entrenador disciplinado, trabajador y humilde, siempre dispuesto a compartir enseñanzas y abierto a nuevos aprendizajes. Fue profesor en varios colegios y coordinador deportivo en su barrio. Empezó entrenando con personas mayores, y con los hijos y nietos de ellos, constituyó un grupo, un semillero, una escuela que fue creciendo hasta convertirse en un sueño hecho realidad. Siempre acompañado de su familia, amigos y vecinos, y gracias a su gestión “…en el barrio había artes, deportes y cultura de puertas abiertas”. 

Sin prisa, pero con persistencia Don Alfonso logró promover las categorías pre infantil, infantil y juvenil “Yo les decía a mis estudiantes, para ganar hay que entrenar”. Los frutos por el camino recorrido de entrenamientos acompañados de formación para la vida, se dieron en el año de 1983 cuando consiguieron como equipo una medalla de bronce en los IV juegos deportivos nacionales juveniles de Falcón “Me dieron reconocimientos por el entrenador del año” “La medalla está en los libros de Falcón como un acontecimiento”. Sin embargo, para este maestro del baloncesto lo importante no ha sido ganar medallas, sino formar ciudadanos, así como tampoco lo importante se ha centrado en la competencia, sino en la formación. 

Don Alfonso guarda las entrevistas que le realizaron varios periódicos de la época, las cuida como un tesoro, pues es un legado que quiere conservar y compartir a sus nietos, y siente orgullo por los años de experiencia “Es un orgullo saber que los muchachos que yo entrené desde pequeños, hoy son profesores y profesionales de distintas carreras, pero sobre todo muy buenas personas”. Muchos me escriben y me dicen “Profe yo le agradezco por lo que soy hoy en día”.

Este sabio entrenador del mundo de la vida tiene como principio orientador la honestidad y la vocación como servicio. Actualmente vive con su familia en Cajicá, está próximo a cumplir los 67 años, y le motiva la idea de seguir compartiendo sus saberes sobre el baloncesto con la comunidad del barrio Gran Colombia en Cajicá. 

El arte de jugar trompo: una metáfora de vida

Por: DON ABADÍAS ANTONIO DÍAZ

Entrevista realizada por Edward Johnn Silva Giraldo. 

Hace 35 años empecé a fabricar trompos, observé cómo se hacían estos juguetes de madera y entonces dije: esto es lo mío, tengo que seguir adelante con esto…  y aprendí viendo. Llegué a una parte donde me encontré con un grupo de señores, profesionales, abogados, odontólogos, escritores, pintores, pero sobre todo profesionales en el trompo. Me concentraba en las figuras que hacían grandes jugadores de trompo para aprender a jugar. Luego me grabé y surgieron una cantidad de figuras. Entonces, me fueron cogiendo la cuerda para promover escuelas de juegos tradicionales, y en el año 96 inicié el proceso de capacitación en escuelas, colegios y universidades de Bogotá y Antioquia.  Sin embargo, esto no se aprende de la noche a la mañana, pero gracias a los estudiantes que son muy inteligentes, aprendieron, practicaron y varios de ellos lograron participar en campeonatos mundiales. 

Bueno, ya ellos como dice el cuento, me cogieron la cuerda, intentaban hacer las figuras que yo me había aprendido allá con los profesionales, y entonces yo las puse en trabajo para ellos y rapidito aprendieron, y de la escuela que yo formé primero salieron muchas, muchas escuelas, incluso profesionales. Fundé escuelas de juegos tradicionales en Antioquia, porque ellos vinieron acá y viendo los muchachos aquí como jugaban, entonces ellos se fueron ya con la idea de formar también escuelas allá sobre el trompo. En esta zona de la sabana actualmente tenemos escuela en Chía, Madrid y el Rosal Cundinamarca. Donde quiera que yo llego de ahí sale alguien aficionado para el trompo y entonces puede montar su escuela también.

Los juegos tradicionales son una herramienta pedagógica, no son un juego de azar, sino un juego recreativo, un juego tradicional de toda la vida, que toda la vida lo hemos jugado, juegos tradicionales que nunca deben de pasar. Póngale cuidado con lo que le voy a decir, con el trompo por ejemplo puede usted unir una familia entera porque hay muchas formas de jugar. 

Con un trompo pueden jugar hasta seis personas. Fue que no me quedó tiempo para explicarles todo, pero imagínese para explicar todo lo que se trata el juego del trompo requiere mucho tiempo, incluso requiere ir a dictar unos talleres donde sea, porque primero hay que dictar los talleres con profesores o colegios, o en las escuelas, hay que dictarles el taller primero lo que son los juegos tradicionales a los profesores.

El lema mío es que yo a los 75 años que tengo, estoy en capacidad de ir a dar talleres o enseñar a jugar. Con 75 años imagínese y levanto una coca de dieciocho libras, lanzar un trompo de cinco kilos, pues yo creo que todavía estoy en capacidad de dictar un taller.

la idea es no dejar de ser un niño, la idea es esa, no dejar de ser un niño. Porque que tal, imagínese donde yo no haya cogido la línea del trompo, pues quién sabe qué sería de mí, porque la verdad a mí lo que me gusta es enseñarles a los niños, a los jóvenes, a los adultos, y no solamente masculino también femenino, enseñarles a las niñas. Hay niñas que les gusta jugar mucho el trompo, por ejemplo, aquí ya tenemos escuelas de niñas en un pueblito donde yo fui a capacitar, allá están formando las niñas también a jugar al trompo.

Bueno, la verdad a través del carisma de cada persona, el carisma mío, eso ayuda mucho a que las otras personas se integren a los juegos, y así yo he logrado que muchas personas se unan a través de los juegos ¿Por qué? Porque es que ahorita en este momento lo que uno tiene que buscar es que la gente esté más unida en familia y a través de los juegos he logrado esa consistencia, de que las personas se integren a lo que yo estoy haciendo para que se olviden de problemas, incluso problemas de familia.

La verdad es que a través de las personas, todas las personas que me hayan conocido, nos sigamos integrando, la idea mía es seguir, seguir y no abandonar nunca lo que son los juegos, y no abandonar a los niños, no abandonar a los jóvenes, yo he integrado mucho niño, mucho joven también, que han estado muy perdidos en el vicio, la droga, todo eso, y ya los he encaminado es por el lado de la convivencia, la convivencia es una cosa muy elegante porque uno convive con todo mundo y a los que estaban perdidos en la droga están ya por otro lado, están ya apoyándome incluso a mí. Claro apoyándome a mí para seguir adelante con los juegos tradiciones.